“Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida le pedí que a su antojo dispusiera de mí; ella me dio las llaves de la ciudad prohibida, yo todo lo que tengo, que es nada, se lo di”.
Joaquín Sabina
“Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida le pedí que a su antojo dispusiera de mí; ella me dio las llaves de la ciudad prohibida, yo todo lo que tengo, que es nada, se lo di”.
Joaquín Sabina