Queridos viejos

“Queridos viejos:

Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo.

Hace de esto casi diez años, les escribí otra carta de despedida. Según recuerdo, me lamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no me interesa, soldado no soy tan malo. 

Nada ha cambiado en esencia, salvo que soy mucho más consciente, mi marxismo está enraizado y depurado. Creo en la lucha armada como única solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis creencias. Muchos me dirán aventurero, y lo soy, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades. 

Puede ser que ésta sea la definitiva. No lo busco pero está dentro del cálculo lógico de probabilidades. Si es así, va un último abrazo. 

Los he querido mucho, sólo que no he sabido expresar mi cariño, soy extremadamente rígido en mis acciones y creo que a veces no me entendieron. No era fácil entenderme, por otra parte, créanme, solamente, hoy. Ahora, una voluntad que he pulido con delectación de artista, sostendrá unas piernas fláccidas y unos pulmones cansados. Lo haré. 

Acuérdense de vez en cuando de este pequeño condotieri del siglo XX. Un beso a Celia, a Roberto, Juan Martín y Patotín, a Beatriz, a todos. Un gran abrazo de hijo pródigo y recalcitrante para ustedes. Ernesto”

Che Guevara

“Hasta el final de sus días, no por ingenuidad sino como una forma de estar en la vida, Ernesto Guevara de la Serna tenderá siempre a creer en la buena voluntad de sus semejantes; elegirá ser sincero aun con los más torvos, preferirá creerles a los mentirosos, esperará cumplimiento de sus adversarios. Lo que jamás perdonará es la traición y la cobardía, y podrá ser sorprendentemente cruel si su sentido de la justicia se lo permite”.

Pacho O’Donnell

Consolándome del llanto

Estuve junto a Don Quijote y pude oír 

su último estertor que pedía locura y vida.

Por la tristeza y la ignorancia fui asesinado 

junto a Federico escribiendo esta elegía.

Las balas que mataron a Guevara

van matando diariamente lo peor de mí.

Luché en Malvinas porque he sentido

la tierra tapándome el cuerpo cada II de abril.

He muerto tantas veces como han muerto los que quiero.

Puede que la vida sea vivir con ellos mirando lo que vieron.

La voluntad de la esperanza