Orgasmo, poética y asado albantés

Si así fuera la vida entera

entre gemidos, versos y entrañas

les aseguro que jamás la queja extraña

caminaría conmigo por la misma vereda.

Una enamorada poesía corteja

los labios que besan al orgasmo

mientras sin sutilezas degustando 

los pechos de una mujer que se deja.

Luego hay cervezas bien frías

buenos vinos, más las veces son berretas 

y alguna vez se presenta un gran cigarro.

Domingos de asado albantés bizarro

Con amigos relatando pequeñas escenas de historieta

que quedarán por siempre como ciertas alegrías vividas.

Qué lío se armó

Enero en el hemisferio sur es caluroso. Y como en este año pocos han podido irse de vacaciones, pareciera que la gente está estancada emanando sus broncas y haciéndolo a todo aún más caluroso. Que sí, a las Tierras de Adrogué le falta un río, o un mar.  Siempre imaginé que donde está la Avenida Espora debería estar la playa, o donde la Avenida Yrigoyen, así la tengo más cerca de casa…

         ¿Qué te pasa celular? ¿Quién llama…? 

Agustín – Fin del Mundo, buenas tardes.

Pedro – Hola, ahijado, te habla tu padrino, ¿cómo estás?

Agustín – ¡Eh!, ¿cómo estás? ¡Qué sorpresa!

Pedro – Quería llamarte para saludarte por el Año Nuevo y también para ver cómo estás con todo este lío que ser armó por allá. Estoy con la familia en Milano y la verdad que las imágenes que vimos por la televisión nos han dado mucho miedo. 

Agustín – Sí, acá se desarmó el país, es un naufragio. ¡Qué bueno que estás más tranquilo por allá! Qué bueno que llamaste…

Pedro – Estuvo un poco montada toda la caída de De la Rúa, parece, ¿no?

Agustín – Yo creo que la gente quería que se fuera, pero lo que no entiendo es que se hayan conformado con este cambio de muñecos sin elecciones. Fue muy jodido en la Plaza de Mayo durante el alzamiento y aún no se sabe cuántos murieron. Los peronistas, luego, aprovecharon la movida, eso está claro…

Pedro – No, esos qué van a ser peronistas, son una manga de oportunistas. 

Agustín – Qué sé yo, esto es un lío bárbaro. Dentro de poco no vamos a tener ni para el mate. En una de esas te voy a visitar por Europa, que allá todavía el Sistema funciona. Yo me había ilusionado el mes pasado con que se venía un cambio, y ahora veo que vamos para peor…

Pedro – Bueno, habrá que ver que se acomoden las cosas y ver qué pasa. Leo todos los correos que me envías y si no te contesto inmediatamente es porque estoy viajando mucho con la compañía. Veremos cuándo me hago una visita por allá y si necesitas algo avísame. Mándales saludos a los viejos. 

Agustín – Gracias, gracias. Cuidate por allá y te tengo al tanto de lo que ocurre por acá. Ya estoy llegando a casa así que avisaré que llamaste. Te mando un fuerte abrazo y nos vemos pronto, por acá o por allá. 

ASADO ALBANTES

Se nos viene el otoño

«Los asados transcurrieron siempre sin importar condiciones climáticas, ausencias, buenos o malos cortes de carne, si el lunes trabajaban muchos o si no trabajaba nadie. Hubo asados en cueros y mallas, con gorros y bufandas, con lluvia y un paraguas cubriendo la carne de la parrilla… Lo importante era juntarse, estar allí, hacer presencia. Comenzábamos a vivir una etapa de mayor libertad decidiendo nuestros destinos y, como no podíamos decidir demasiado, reunirnos era un momento al que nos debíamos. Porque no sería eterno, porque lo sabíamos. Pronto comenzarían muchos a casarse, los que amenazaban irse se irían algún día, otros serían padres y tendrían otras responsabilidades, en fin, aunque no lo pensáramos seriamente, a carcajadas sabíamos que nos íbamos despidiendo de una época muy especial, llena de incertidumbre, y llena de belleza»…

Fragmento Asado albantés

¿Será en todas partes?

ASADO ALBANTES

¿Cómo se sale de esto? ¿Qué se puede hacer? Algunos dicen que hay que esperar, prácticamente sin hacer nada, porque las cosas tienden a acomodarse. Otros dicen y proclaman que hay que moverse y generar muchos actos que, en uno de esos, lograremos hallar la salida. Ni quedarse quieto ni saltar y correr al mismo tiempo. Pienso que hay que provocar y esperar, esperar un poco más y volver a provocar. No creo que de la nada surja algo, pero tampoco creo en los resultados mágicos. El tiempo sabe de lo que hablo. Pero hay que hacer, hay que andar, hay que buscar. Hay azar, pero no todos es azar. Hay suerte, pero no siempre es nuestra. Hay esfuerzo, pero no siempre redituable. Hay que andar… ¿Quién llegó temprano?

Agustín – ¿Quién es?

Palote – Policía.

Agustín – ¿Qué delito cometí?

Palote – No lo sé, pero alguno seguramente.

Agustín – ¿Cómo estás?

Palote – Bien, ¿vos? Traje un vino que preparé yo mismo, cosecha Palote, espero que te guste. 

Agustín – Espero que nos guste. Esperamos a que vengan los buitres o nos lo mandamos nosotros dos.

Palote – Como quieras. 

Agustín – Tengo curiosidad. Dame que lo abro. Y acompañame que voy a hacer el fueguito.

Palote – ¿Qué contás? ¿Escribiendo? Yo te traje unos poemas para que después me des tu opinión. También traje algunas fotocopias para repartírselas a tus amigos y que se lleven mi poesía a sus casas.

Agustín – Está muy bien. Me gustó el último poema que me habías enviado por correo. Seguramente lo dejaré en mi página así la enaltecés. Che, brindemos…

Palote – Por la poesía.

Agustín – Seguramente y siempre… Va bien este tintillo, te vamos a contratar como viñedo oficial del Reino de Albanta me parece.

Palote – Me alegro que te guste. Che, me siento que ando cansado, estuve jugando con mi hijo toda la tarde. 

Agustín – ¿Cómo está? Imagino que inmenso, ¿la madre?

Palote – Todos bien, gracias. Aunque me quedé sin laburo. Pero estoy tranquilo porque puedo tirar unos meses y si tengo suerte lo próximo va a ser mejor.

Agustín – ¡Qué quilombo! Yo aún no decidí que voy a hacer. Quiero publicar mi primer libro, ver si se concretan algunas cosas y, sino, volver a salir.

Palote – ¿A vos te parece que afuera te va a ir mejor?

Agustín – No lo sé, pero allá tengo el “puede ser” mientras que acá tengo el “se acabó”. No espero nada mágico. Sólo pretendo sobrevivir para continuar escribiendo. Si ahora, o después, por acá la gente despierta y saca a estos usurpadores, entonces vuelvo.

Palote – Podrías quedarte también para sacarlos vos.

Agustín – Sí, es verdad. Pero no percibo consentimiento. Imagino que si voy a Plaza de Mayo iría solo. La gente puso el pecho y no pasó nada. Me encantaría hacer algo, pero tampoco estoy de ánimos para acciones violentas. Hay que educar, concientizar. Si somos pocos los que vemos la vestimenta delictiva de esta gente, mientras que la mayoría sigue viéndolos como héroes, lo más probable es que nosotros, intentando ayudarles a los sufridos, nos maten confundiéndonos por traidores. 

Palote – La revolución la tiene que hacer cada uno internamente.

Agustín – Sí, claro. 

Palote – Por eso, todos tus dilemas te los vas a llevar al puerto que elijas por destino.

Agustín – Eso lo sé. Pero ahora la premisa es seguir existiendo. Cogito ergo sum. Sin vida no existe el pensamiento ni puedo ser. Por acá, hermano, huelo mucha muerte. Aquellos piqueteros que murieron en Avellaneda no son los últimos. 

Palote – Para peor, estos no se tomaron un helicóptero luego como hicieron los de 2001. 

Agustín – Exacto. Los que murieron en Plaza de Mayo y estos dos que nos quitaron ahora son muertos luchando por lo mismo pero asesinados por dos Sistemas diferentes. Pensá si en democracia se animaron a aquello en aquel diciembre, lo de Avellaneda, por esta gente, es toda una señal de lo que se vendrá. 

Palote – Hay que buscar primero la tranquilidad dentro de uno.

Agustín – Sí, estamos de acuerdo. Yo siempre busque un equilibrio interno, pero ¿qué se hace mientras uno está contemplando el universo cuando se escuchan los gritos de otros como nosotros muriendo por las balas del Sistema?

Palote – Un brindis por todos ellos que murieron luchando por nosotros.

Agustín – Que el trago sea largo para un debido homenaje y que compense su sangre. Llename el vaso…