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El Príncipe de Albanta
Por Federico Guerra – De la redacción de Lo más Regional
Abril de 2005
Es poeta y escribe versos que luego son tomadas como letras de canciones por músicos de diversos estilos. Lo más Regional dialogó con él quien contó parte de su historia en relación con las letras.
Agustín Elías es poeta de profesión, vive en Adrogué y es nieto de Rafael Jijena Sánchez gran hombre de las letras que vivió en Turdera. Su prosa es elegida por músicos de distintos géneros y según contó muchos le dicen que «ya es tiempo que me ocupe de la poesía-canción personalmente».
Su estilo es muy particular, casi como su apodo «Príncipe de Albanta» que le fue dado por Luis Eduardo Aute, quien «me entregó mi pseudónimo literario al publicar mi primer libro».
Acerca de su profesión explica que «soy escritor, esencialmente poeta, porque aún en la prosa intento hallar el ritmo y la frescura que ofrece la poesía».
El poeta tiene su lugar en el mundo y él lo define: «El lugar real donde vivo es Albanta, aunque imaginariamente muchos dicen que tiene mucho de parecido con las Tierras de Adrogué.»
Y su recuerdo por Rafael está siempre presente: «Mi abuelo se fue el mismo año en que yo nací. Recientemente expresé en una nota preliminar por la reedición de unos de sus libros: quizá escribo sólo para escribirle a él».
De la mano de Aute
¿A quienes dirigís tus letras?
Me encanta cuando músicos amigos eligen mis poemas para musicalizarlos pero lo hacen sin que yo lo pida. De todas maneras, dicen que ya es tiempo de que me ocupe de la poesía-canción personalmente…
¿Qué logros conseguiste con tu trabajo?
Quizá el reconocimiento de escritores y poetas que admiraba cuando era muy chico como el buen ejemplo del «rey de Albanta», Luis Eduardo Aute, quien me entregara mi pseudónimo literario al publicar mi primer libro. Otro logro, aunque sin menor importancia es lograr hacer suspirar a las mujeres que tienen ojos de Dulcinea…
Todo por las letras
¿Cuánto hace que te dedicas a la poesía?
Mi primer poema lo escribí cuando tenía 11 primaveras. Pero fue después de mucha tristeza, a los 19 años, cuando acepté mi destino de escritor entregándolo todo por las letras.
¿Cuál es tu sueño o máximo objetivo en esta profesión?
Que no muera la poesía cuando yo desaparezca, y después de mucho tiempo quiero que mis versos y mis sueños permanezcan vivos en el corazón de otros poetas de la misma manera que hoy permanecen en mí los versos de otros que como yo han sido poetas.
Contáme alguna anécdota de tu profesión.
Vestido de guerra y con un fusil en mis manos escuché en la radio la canción del «rey de Albanta»: «Con un beso por fusil». Ese día entendí por siempre qué es la poesía.
Fiel a su particular estilo, Agustín Elías deja una de sus frases de cabecera, tal vez como máxima de vida: «Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades, que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la Patria». Pero no sólo deja su enunciado sino que se remarca el nombre completo del dueño de la oración: Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.
Le dicen «Príncipe de Albanta», aunque todos lo resaltan como un gran poeta. Y esa es su verdadera máxima.
Yo viajo al Principado de Albanta
En mis años de escolaridad en el nivel primario, así se llama ahora, comencé a frecuentar a los grandes autores de la literatura argentina y universal. Un gran recuerdo para Miguel Cané, Nalé Roxlo, Rafael Obligado, Leopoldo Lugones, Rubén Darío, Jorge Abalos, Jorge Isaac, Pérez Galdós, Baldomero Fernández Moreno (su poesía llevo en el alma) y tantos otros cuyos textos y poemas entraron para siempre en mi vida.
Uno de ellos me supo cautivar desde el primer verso. Poeta provinciano más cerca del folclore que de la literatura. Una frescura y una magia propia de la gran poesía se adueñaron para siempre de mí. Era don Rafael Jijena Sánchez. Poeta argentino nacido en San Miguel de Tucumán y radicado después en San Fernando del Valle de Catamarca.
Por la magia de Internet buscando datos de él, encontré un blog de quién es uno de sus nietos: Agustín Elías. No solo que nos contactamos sino que también nos amigamos bajo el aludo sombrero de la poesía y de la palabra.
Este poeta y escritor es uno de los tantos argentinos que anda por Europa con su talento a cuestas: en Zagreb, en Madrid, en Italia y en vaya Dios a saber en cuántos otros lugares de este mundo terrestre y rampante.
Tiene amigos que valen la pena como Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina y entre otros el cantautor Luis Eduardo Aute que lo bautizó a Jijena con el título de Príncipe de Albanta. Nada más ni nada menos.
Seguramente no faltará la ocasión para tomar unos vinos con Agustín mientras hablamos de estas cosas que a pocos tal vez importan pero que a nosotros mucho: la poesía, el arte, la palabra, los libros, los viajes, la vida.
Invito a entrar en su blog. No hay que tener títulos nobiliarios ni nada por el estilo solamente pulsar en el teclado: reinodealbanta.press, allí nos estará esperando con sus vituallas, nunca apurado pero tampoco ocioso, fecundo siempre.
Jorge Castañeda
La Voluntad de la Esperanza
Hoy hace 20 años Luis Eduardo Aute me nombraba Príncipe de Albanta tras haber escrito el libro sobre aquella eterna canción. Se extrañan sus palabras…
Ensueño del surrealismo
A Luis Eduardo Aute
La Poética cansada por no ser comprendida
dejó el ámbito ideal altivo y lejano
para transformarse en el hombre más cercano
al concepto preciso con el que soñaba largas noches afligida.
Ahora pinta con su propia mano a la imaginación
atreviéndose en el ocaso a vislumbrar el sol
cortejando los deseos de locura que hasta hoy
yacían débiles sin la obra de su inspiración.
Ahora escribe ella misma los ausentes versos
que sin su luz no habría quien los viera
liberando a la poesía de la prisión y la ceguera
devolviéndole al mundo el romanticismo de los besos.
Ahora canta la pasión por la belleza
la voz del hombre que ha sido elegido
para conmover al corazón que se ha rendido
a continuar la lucha por más cruel que se parezca.
La Poética bien puede regresar a su resguardo
porque lo ideal ya no dista de lo terrenal
debido a la obra de un hombre o deidad
¡me refiero al artista Luis Eduardo!
Príncipe de Albanta
Carta al Príncipe de Albanta
martes, 5 de marzo de 2013
Príncipe de Albanta
Mi Señor:
Nuevamente fui al Banco Galicia, sucursal Adrogué, (Ud. en Barcelona) a fin de solicitar el libre deuda que me encargara.
Un poco reticentes, aclaro que fui sólo vistiendo ropa de calle, pero cuando hablé de España, de que era el padre del Príncipe de Albanta poeta, la conversación se fue distendiendo de a poco.
La empleada, con aspecto de poca lectura, se fue interesando cada vez más de su mundo y poniendo menos interés en su actividad específica, a tal punto que me hizo preguntas y más preguntas sobre su persona, sus actividades y en especial su mundo de poeta.
Ni tonto ni perezoso, la fui entusiasmando de a poco, a tal nivel que me manifestó que su vocación era la literatura y que en el banco se hablaba de cualquier cosa menos de ello.
Cosa curiosa, como yo llevaba conmigo uno de sus libros de poemas, se lo presté, y como tocada por una varita mágica comenzó a leer en voz alta y cada vez más alta.
Entre poema y poema, se me ocurrió, vaya ocurrencia, la idea de traer al banco el mundo de la poesía.
¿Y si con el resumen de cuenta se les hace llegar a los clientes un poema del Príncipe?
¿No sería mala idea, en vez de tanto cartelito anunciando créditos, la felicidad de tener un auto nuevo, anunciar que el Galicia era el nuevo banco de la Poesía?
Al principio se tentó de la risa, pero en ese momento se incorporó quien resultó ser la Gerenta, nada menos.
Al rato se puso ella misma a leer sus poesías.
El público, que colmaba en ese momento el banco, comenzó a interiorizarse de tan original actividad.
De a poco se fue transformando en un recital, sí mi Señor, un recital en un banco, ¿fantástico, no?
De repente recordé haber visto unos cuantos ejemplares, mas que cuantos unos muchos, que rápido fui a retirar de mi casa y llevé al banco.
Cuando volví todo era alegría, la gerente parada sobre una silla leyendo poesía, la gente feliz de la novedad, los afiches típicos del banco habían sido dados vuelta, y habían escrito leyendas, vaya uno a saber quien, que rezaban: «VIVA EL PRÍNCIPE DE ALBANTA», «BANCO DE LA POESÍA», «MAS POESÍA Y MENOS MATERIALISMO», «BANCO DE GALICIA Y DEL PRINCIPE DE ALBANTA».
Ante semejante oportunidad, comencé a repartir libros suyos a cuanta persona se me acercaba, todos agradecidos, nadie quería hacer ninguna actividad bancaria, es como si hubieran descubierto un mundo nuevo.
Cada vez que se terminaba de leer un poema los aplausos, que se podían escuchar desde la calle, hicieron que mas gente se incorporaba a lo que ya era un Festival de la Poesía.
Pero de repente, escucho una voz que dice: Jijena, Jijena. Presuroso respondí al llamado y la empleada me manifestó un poco secamente: -En diez días a partir del cierre de la cuenta puede solicitar el libre deuda-.
En ese momento, fue como que me hubieran cortado la inspiración, le di las gracias y cuando giré la cabeza para seguir disfrutando del momento, todos se habían callado, hacían cola nuevamente, los carteles ya no estaban.
No lo podía creer, como la vez que fui con el Regimiento, recuerda y de repente no estaban más. Sobre una mesa estaban todos sus libros, los mismos que había traído. No sabía como hacer para llevar tantos al mismo tiempo, miré hacia mi alrededor si a alguien lo podría interesar, pero nada, miradas frías, indiferentes, viendo el papel que hacía con un enorme pila de libros que en cualquier momento terminaría en el piso.
Me volví en silencio, casi triste, todo había pasado. ¿Un sueño? ¿Una alucinación?
Caminando me volví a mi casa, iba pensativo hasta que de repente comprendí lo que me había sucedido.
Es que pensando en Ud. mi señor, en su mundo de poesía, tan opuesto al del lugar donde me encontraba, que cual epifanía, sentí que había descubierto yo , padre de poeta, el mundo de la poesía, que me había hecho vibrar de emoción y sentirlo en ese momento, más hijo, más poeta y más conocedor de la vida.
Su seguro servidor
Don Sancho (Fernando)
Tierras de Adrogué
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