Cansado de regalar la otra entrada del cine,
aburrido porque nunca ensucias tu plato,
y harto de que te levantes y huyas antes que yo…
ayer tuve miedo de concluir
que quizá no sabes esto de mí.
Seco de arrojarte besos sin el blanco de tus labios,
infeliz por no esperar que te maquilles para salir,
y pobre por llamarte desde muy lejos,
hoy tengo miedo de aceptar
que quizá no quieres esto de mí.
Amargado por cantarte mis poemas
sin aplausos ni bostezos como retribución,
triste porque no me cuentas tu rutina
de decirme lo que has vuelto a hacer,
y perdido por ir de la mano sin ti
a los abrazos que fueron nuestra luna de miel,
mañana sólo podrá consolarme llorar
que no querré saber que es verdad que ya no estás.