Tus pupilas italianas

Si teniéndote aquí dormida en mis brazos
soy yo el que se siente finalmente protegido.

Si brindándote mi ser y palabra en compañía
soy yo el que no se siente ya más triste ni solo.

Será que tras tus pupilas italianas

saben de vos, de mí y de nosotros….

No viéndote es algo verdad de un mentiroso,
sos reminiscencia feliz en la bodega de mis ojos.

No queriéndote es algo torpe como el egoísmo,
sos al recibir mi beso-labio que también es mío.

Será que tras tus pupilas italianas…

escucho el rubor de lo que yo te digo.

Tin Bojanic, Besos de ajedrez

Furia fruncida sin agravar tu bravura

Tal vez, yo lo podía haber dicho, o quizá en algo intuir
Que cuando tus ojos me esperaron en el descanso del bar
Había un mar de vibraciones atentas al poco desgaste
Que había en mi pantalón a la altura de las rodillas 
Por no estar acostumbrado a mendigar un beso
Ni a pedir perdón por algún mío cualquier exceso. 

Sin embargo, sin que me fuera en nada a importar,
Acabé burlándome del hombre que se burlaba del que
Acababa como ahora ante vos éste hace lo que yo decía
Tan sólo los que perdían el orgullo eran capaces de tal
Crimen personal de cometer por pedido tan implícito
De una mujer que uno ama sin querer saber el porqué. 

Destruyendo mi ego en la creencia de sólo buscarte
Si logro ser en algún momento de tu vida el que destruya
Cualquiera de tus más monstruosas monotonías, 
Construyendo la identidad que pueda hacerte creer 
Que soy yo el hombre que desde que despertaste mujer
Soñaste que finalmente con ojos que besándote llegara. 

Puede que ahora, de buena vez, hayas visto que ya sé
Esquivar las trampas que con tu furia me arrojes, 
Y soportar los golpes que por necio digas que gané, 
Si tras de por todo te encuentro en la noche dormida 
Ante mí por querida, y porque también en tus rodillas 
Hay marcas de haberme comenzado -yo feliz- a querer. 

Corazón esparcido

Es cierto que yo tuve muchos vuelos

y que mi corazón fue algo esparcido,

ay! no recuerdo haya tenido otro desvelo

más cruel como no haber sido querido.

Podría confesar algo de lo que yo he hecho

y  sé creerán la mitad de lo que he escrito,

pero yo sé cuántas noches –ay- en mi lecho

te pedí conmigo con susurro o con un grito.

Saben cada una de mis flores en derredor

todo aquello que por vos como loco (te) haría

aunque es menester que sepas que, mi amor,

sin tu mirada ya no sé si vivir, tal vez, podría.

El pataleo de un beso


Mi habano caído en el charco sin
decirte en tormenta ni un adiós,
cual una guitarra partida en dos
se suicida para que vuelvas a mí.

Ya no tengo una camisa de bien
con la que pueda vestirme de ti,
para los perfumes que al partir
llevan ojos polizones de tu tren. 

Con quién ensayaré por esta vez
cuando tus labios me besen de sí
o me digan chau sobre las tablas. 

Preferiré no proceder como ya fue
y jugándome entero una y tal y más,
invitarte a zarpar desde mis barcas.

Al final de mi camino

De siempre, y tanto, quise yo

vivir para morir en la revolución…

Pero desde que te conocí hay ya

tanto de lo que me basta con sentir

que soy el  que te provoca la emoción

para sentir que también soy yo feliz.

Seré un soldado de verdad 

si logro defender a nuestro amor…

Seré un hombre de verdad

si te hago desear ser mi mujer.

De las tantas veces que soñé

que el mundo entero recitara alguna vez

el más acertado de todos mis poemas…

Ahora tan sólo me importa mucho más 

que vos entiendas las palabras con las que 

intento actuar para que sepas qué es mi amar.

Seré un soldado de verdad

si logro defender a nuestro amor…

Seré un hombre de verdad

si te hago desear ser mi mujer.

Yo que soñé despertarme siempre en otro lugar

cada mañana al caminar, en mi peregrinaje y en

los sueños que salía desde muy joven a buscar,

hoy sueño verme contigo cuando la luna ya no está

para que sean tus ojos mi sol y seas vos lo que yo

reconozca a diario que mi viaje en tu corazón cesó.

Me lo quito todo

Me voy a despojar de las ropas
Que no permitan que aprecies
Toda la verdadera desnudez 
Honesta que en mí me quede.

El abrigo del orgullo hoy será
La primer tontería que condene,
Y con la moda del cruel abismo
Encenderé la furia de la hoguera;

Las otras cosas que aún ofendan
fusiladas son en acto de perdón
Por las intenciones de mis penas. 

Y cuando nos caiga la tarde,
O cuando tus ojos  quieran,
Estaré yo, junto a mi sonrisa,
Esperándote para darte el amor…
que es lo único que por vos me queda. 

Porque el amor

Entre tantas dálmatas buscándome por locas

para saciarse con mi cuerpo y quitándome dinero,

y entre tantas mentiras de perfiles nunca finos,

me quedo con vos, porque sólo buscabas amor. 

Porque el amor…

que no es nunca un juego de besos efímeros,

lleva consigo paciencia, voluntad y valor.

Entre tantas veces que yo te he visto cuando irte

porque yo no entendía o por no saber bien qué hacer,

y entre tantas veces que decidiste vos por mí volver,

me quedo con vos, porque sólo buscabas amor.

Porque el amor…

que no es nunca un juego de besos efímeros,

lleva consigo paciencia, voluntad y valor.

Lluvia al cielo

Hay en mí una revolución de amor
Que se alza victoriosa con el canto
De tu nombre que ilumina cual farol
El sitio donde tu beso apaga el llanto.

Mueves tus ojos, flamea mi bandera,
Los cierran mis labios al vestirlos
Con el manto del silencio que venera
Tu acierto por oír lo bello que no digo.

Te provoco una sonrisa y vuelvo
Al cosquilleo del agua de la infancia
Donde la aprobación era esa mueca. 

Y al recorrer tus pieles sólo espero
El dictado de tus gemidos sin malicia
Sujetando mi amnistía insatisfecha.


Tierras de Adrogué