“Tiene que desplazarse sin limitaciones. Debe saber volar con todas las sensaciones, aprender a mezclar su imaginación con la realidad, la verdad con la práctica y dejarse arrastrar por la vorágine del infinito; entonces será como la deseo y la quiero”.

Søren Kierkegaard

“La mejor definición del ser femenino es que existe para otros seres. Es una función que comparte con toda la naturaleza. Ésta tampoco es el fin de sí misma… Dios creó a Eva de Adán dormido, porque la mujer es el sueño del hombre, un ensueño que luego nace a la vida, con el primer contacto del amor. Primero, el hombre sueña con la mujer y luego ella sueña con el amor. La razón de ser de la mujer es como la de la flor, absolutamente contenida en los lindes de la naturaleza, sin sobrepasarlos; sólo es libre estéticamente. Con el hombre comienza a ser libre y eso se manifiesta con el acto de pedirla como esposa. Es vergonzoso ser rechazado, porque la intención era liberarla. El hombre libera, pero la mujer es quien elige. Ella se cree conquistada y el hombre vencedor, pero ese vencedor se hinca ante la vencida: la mujer es sustancia y el varón reflexión. La mujer no debe buscar una existencia individual frente al hombre, porque su verdadero fin es existir para los otros”.

Kierkegaard

“No sé por qué son tan hermosas las jóvenes, y creo que a las rosas habría que cortarlas antes de que se marchiten. Estos pensamientos pueden cambiarme el humor pero no me dañan demasiado. Algo de melancolía en la cara del hombre lo hermosea y lo vuelve más interesante”.

Søren Kierkegaard

“¿Qué es el cristianismo del Nuevo Testamento? Es la verdad que sufre. En este mundo mediocre, lamentable, pecador, malvado e impío, la verdad está condenada a sufrir. Esa es la doctrina del cristianismo”.

Søren Kierkegaard

«Truth has always had many loud-voiced advocates, but the question is whether a person will in the deepest sense acknowledge the truth, will allow it to permeate his whole being, will accept all its consequences, and not, in an emergency, have a loophole for himself and a Judas kiss for the consequence”.

Søren Kierkegaard