Libre de conveniencias y fiel a mis principios

Cuando yo me indignaba ante la Demagogia Dictatorial en el 2002 me decían que era un necio, y cuando lo seguí haciendo en el 2003, ya los Kirchner en el poder, me dijeron que desvariaba. Pero ahora son demasiados los que no se atreverán a mirarme a los ojos ni volverán a desplegarme sus sonrisas. Aunque eso ya no importa, porque lo necesario es aprender de una vez por todas de las lecciones de la historia y lograr, sin necedades y desvaríos, construir un futuro que sea verdadero. 

En aquel entonces me era imposible hallar un solo medio de comunicación, o a un solo periodista, que dijera las verdades que sucedían, tanto dentro como fuera de La Argentina. Ahora, año 2010, han comenzado a surgir opositores y denunciantes, dentro y fuera. Pero deberíamos aprender a darnos cuenta de quién es quién, y de qué es qué, antes de que se realice el daño. Porque de nada sirve sumarse a las modas ideológicas o a las conveniencias políticas si estamos hablando de la suerte de los pueblos. 

Es muy fácil -y será más fácil aún- acusar alta y abiertamente a los Kirchner cuando éstos terminen destruidos por la historia y por los enemigos que han generado. Lo necesario era hacerlo antes que cometieran todos sus crímenes, cuando los necios abundaban, y cuando muchos mediocres se conformaron con sus anzuelos de los derechos humanos, ignorando egoístamente duras realidades y la suerte de esos otros que nunca dejaron de ser el pueblo que cínicamente se reivindicaba. Es que si la caída de los Kirchner resulta en un triunfo de unos meros opositores habremos perdido la enseñanza. Pues, lo importante, no es que caigan por, y otra vez debo utilizar este término, conveniencia, sino porque el pueblo ya dejó de confundirse.

Más triste acuso de recibo les envío a los muchos colegas diciéndoles que, cuando caigan esos depredadores, no será mucho porque se habrán ocupado de combatirles, sino porque, como con todas las mafias, será por las competencias internas que se generan en dichas organizaciones que se rigen por el provecho personal y beneficio económico a través de la venta, la traición, y el reparto de riqueza cual miseria. 

Esa crueldad y sus secuelas será la herencia que luego, no habrá excusas, deberemos dividirnos entre todos, entre los que sobrevivan y los que ya no podrán aportarnos sus sueños o sus ideas por las nuevas técnicas de desaparición de personas: a través de la marginación social, la inseguridad ciudadana y el destierro.

Madrid, 2010

Tin Bojanic

FUGA DE FANTASMAS


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