Otra noche escénica

«Mucha más gente. Un chico que nos había visto la noche anterior trajo a su novia, una estudiante de letras, pues consideró que no podía perderse nuestra obra. La gente parecía realmente encantada: algunos prestaban atención a la poesía, mientras otros, seguramente, habrían preferido que me callara para poder escuchar mejor la guitarra de mi compañero.

Yo estaba poseído por una pasión interna que gobernaba todos mis actos. Mi voz alcanzaba tonalidades expresivas que me sorprendían a mí mismo. Caminaba entre la gente con mis hojas en la mano, recitando, hablándoles. Subía a una silla y saltaba de ella mientras pronunciaba un último verso triste, como si me arrojara al vacío. A veces, me arrodillaba ante una hermosa mujer, golpeando con mis palabras el balcón imaginario que la separaba de mí.

Cuando la luna tuvo que retirarse, fiel al milenario acuerdo con el sol, le pedimos que nos guiara con el último destello de su luz hasta el bar.

Al igual que la noche anterior, invité a mi cómplice a un habano, y él correspondió con un trago. Mi compañero se mostraba mucho más confiado; podía verse en su mirada que, aunque nuestro teatro tal vez no le sirviera mucho para perder la timidez, al menos se estaba divirtiendo.

En el bar nos encontramos con un argentino que llevaba años viviendo en Madrid. Era un hombre de unos cincuenta años, de mirada transparente, la única expresión que su densa barba no lograba ocultar. Me atrajo su personalidad: hablaba o respondía únicamente cuando asentir o negar con la cabeza no era suficiente. Su nombre era Cacho. Decía ser un hombre triste por haber tenido que abandonar su patria, pero pedía que no le preguntara sus razones. Juraba que no había sido por una mujer. También confesó que le entristecía más encontrarse con compatriotas como yo, recién llegados, cargando pocos alientos y buscando afecto en la madre patria.

Todo era fiesta y poesía. Parecía que el destino me había estado esperando desde hacía tiempo en la Plaza Mayor».

(Café del barrio de Tirso de Molina)

Fragmento de LA VIDA ES POESÍA