Adentrándose

Un poeta no es un amo de las letras sino un esclavo de ellas. Yo no creo haber decidido ser escritor, mis fantasmas me obligaron. El asunto es que si me ofrecieran abandonar el mundo mágico de la literatura jamás aceptaría. 

Mis poemas intentan calmar a la angustia que me impulsa a escribir, encerrándome en una trampa (o designio) donde la creación no puede morir porque es inmortal la melancolía. La angustia de muerte es quizá la herida más avasalladora que me exige crear; la angustia por mi suerte es quizá el dolor más implacable que sienta la muerte al verme escribir, bajo el sol los desvelos nocturnos y bajo la luna los sueños diurnos.

Los poetas atrevidamente desnudan a las palabras; los críticos literarios y demás analistas del lenguaje, muchas veces, corren desesperadamente tras ellas para vestirlas. El reconocimiento de los escritores que yo admiro son aplausos para mi intelecto, pero el reconocimiento de los hombres sencillos y ajenos al mundo artístico regocijan a mi alma.

Para que no muera la poesía, cuando yo desaparezca, y después de mucho tiempo, quiero que mis versos y mis sueños permanezcan vivos en la pluma de otro poeta, de la misma manera que hoy permanecen en mí versos de otros que como yo han sido. 

Los mejores versos no los escribiré, prefiero vivirlos.

MMV

Tierras de Adrogué

Tin Bojanic

LA VOLUNTAD DE LA ESPERANZA


Descubre más desde Reino de Albanta Ediciones

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑