La danza del silencio

Tras una emboscada invernal muy desquiciada,

Me desperté marchitándome aún en primavera.

Ahora, el aroma soñado de un beso yo quisiera,

El de tus ojos en mi boca para que me callara. 

Tus caricias intentan reanimar mi mano, la que escribe;

Sé que no es fácil resucitar a la emoción o a la locura.

Pero sí puedo decirte que el corazón se me transfigura,

Por la cercanía del latido de tu pecho cuando me recibe.  

Ahora, que me he quedado un tiempo más de este lado,

Ya no quiero perderme la oportunidad al manifestarme:

Aceptaré el silencio que calme lo más triste de mi pasado, 

Sabiendo que, de tu mano, en poesía volveré a levantarme. 

Varaždin

MMXXIV

Tin Bojanic


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