Por más que me anunciaran la certeza
que en tal sitio hallaría a la belleza
no es tan simple ni está bien visto
presentarse allí con urgencia ni preaviso.
Con tal de continuar para sentirme vivo
volveré, ya sabés, a ser lo que no digo,
porque si bien recuerdo lo que duele
peor negarse hasta el día que uno muere.
Con el humo de mis viejas tristes otras suertes
atraje la mirada de la luna cautelosa y congelada
que me entregara un sobre lacrado en sangre
con el remitente de la memoria de mis noches.
Inquieto en el preciso silencio de la madrugada
me sumerjo liviano en mi tinta fresca inacabada
porque quiero atrapar la virgulilla que me ofrece
la promesa y la sorpresa virgen de la mañana.
München
Tin Bojanic
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