(Tras la publicación del libro Reino de Albanta en el Adrogué Tennis Club en 2002)
Sé que resultan aburridos los agradecimientos
que nombran a gente que uno desconoce
pero qué tristeza si no existieran, y además sé
que con algunas buenas rimas no duelen tanto, y si no, lo siento.
En primer lugar al poeta Luis Eduardo Aute
que sin su amistad y fascinante poesía
nunca hubiese existido el personaje que en este día
les habla hoy a ustedes con su corazón, y arte.
Al Adrogué Tennis Club,
María Angela, Señor Sacci, el Intendente,
a Don Guillermo y la calidez de Mariano, muy especialmente,
a sus socios y a los que algo les deba, ¡a todos ellos, salud!
Al Conde Mel por ser esta noche el anfitrión,
al cineasta Ygnacio por registrar las emociones,
al colega Alejandro por las invitaciones,
y al Caballero Gustavo que hoy se presenta como actor.
Está también la dulce voz de Laurita,
la maestría del Caballero Freddy que se nos va
y la del virtuoso sucesor de Johann Sebastian Bach
con más música del Rey, pronto, enseguidita.
Para cuando sea el momento del cuarteto Leipzig
aparecerán Laura y Natalia embelleciendo la escena
junto a esos magos que llevan la música en las venas
abusando de su confianza, les pedí más, me dijeron que sí.
Ahora sí le agradezco a mis padres su estrés
en el esfuerzo de comprensión y por el amor a mi destino,
a mis hermanos, Javier el papá, y Bingo el aventurero marino,
y al poeta que me escribe desde el Cielo llamado Andrés.
Falta agradecer a Mariano por el sonido,
a todos aquellos que me haya olvidado
no se enojen, por favor, no demasiado,
y a los presentes, muchas gracias por haber venido.