Prólogo de Màxim Serranos Soler
“Ser escritor, por esta vez, será mantener la cordura”, Tin Bojanic
Se dicen demasiadas mentiras sobre los escritores y los poetas (bueno, en general, creo que se dicen demasiadas mentiras). Hay quien dice que están locos, que persiguen o ven fantasmas, y que estos les atormentan. Que mienten, inventan, fabulan. Que distraen, entretienen. Que sueñan y no tienen contacto con la realidad. Que valen mucho si venden muchos libros o si sus rostros aparecen en los periódicos. No todo lo que se dice sobre este colectivo es cierto, pero sí lo es que los escritores y los poetas son peligrosos.
Las personas que ven más allá y lo cuentan a otras para intentar abrirles los ojos han resultado, a lo largo de la historia, incómodas. Tenemos ejemplos desde la antigüedad clásica hasta los casos recientes de Ana Politkovskaya y Roberto Saviano. Estos dos escritores son peligrosos precisamente por decir la verdad, por dar a conocer lo que los poderes (llámese mafia, llámese Estado, llámese Estado mafioso) no quieren que se sepa.
Con este espíritu hay que adentrarse en Fuga de fantasmas. Este texto lleno de verdad, de fantasmas y de poesía, permite abrir una puerta por la que llegar a conocer, a ver más allá de la superficie o de la forma de la realidad aparente. No se trata de perseguir fantasmas sino de denunciar sus maniobras casi invisibles, puesto que, al final, todos sufrimos las consecuencias.
Este texto, que Tin Bojanic, el poeta, escribió en 2006, parece hoy más actual que nunca. En Europa (realidad que conozco de cerca y que utilizo meramente como ejemplo), la democracia está en peligro. El pueblo ha dejado de elegir a sus dirigentes. Los jóvenes salen a la calle exigiendo una auténtica democracia y, como respuesta, se suceden los gobiernos no electos que desmantelan el Estado del Bienestar conseguido después de años de lucha. Los políticos no gobiernan pensando en el bien de los ciudadanos sino en los mercados, cuando no se ven sustituidos por banqueros (aunque se les designe con coloridos eufemismos periodísticos). En este sentido, estas palabras de hace un lustro pueden leerse como proféticas:
«¿Qué sucedería si otra vez la historia se repitiese como está demostrado que sucede? Si en América Latina volvieran a respirarse buenos aires, y si en Europa alguna extraña crisis se instalara, ¿cree alguien que quien fue rechazado en los puertos de Europa estaría luego feliz y ansioso por recibirlos en los suyos?»
Poeta, está sucediendo. Europa está en crisis. Si los europeos volvemos a emigrar, espero que los americanos nos deparen un trato mejor del que encontraron ellos aquí. Por otra parte, algunas voces presentan a Argentina como modelo alternativo. Se basan en dos elementos: una Presidenta con un amplio respaldo popular y una economía en crecimiento (según algunas versiones, gracias a no haber seguido los dictados del Fondo Monetario Internacional).
Si alguien, como el poeta, horada en la superficie, quizá verá que se trata de una realidad con tintes fantasmagóricos: en Argentina, como en Europa, la democracia languidece. Desde el fin del último período dictatorial («la peor y más sangrienta dictadura vivida en el país durante el siglo XX»), se han sucedido gobiernos sin legitimidad (en especial, en épocas de crisis como la que atraviesa hoy Europa), de los que proviene el actual, aunque haya sido refrendado por unas elecciones. Con todo, permanecen las dudas sobre la calidad democrática, que se suman a la certeza de la ausencia de libertad de prensa, algo que no todos saben y algunos no quieren saber.
Una vez más resuenan como ciertas las acusaciones del poeta: « Ahora estoy en Barcelona. A nadie le importa lo que sucede en La Argentina». Demasiados europeos nos vemos obligados a admitir que de este gran país americano sabemos más bien poco. Como decía, algunos no quieren saber. Por mi parte, me he puesto manos a la obra (literaria) para colmar mis lagunas. Por ejemplo, releyendo Fuga de fantasmas, leyendo obras de grandes autores coterráneos del poeta (la lista es larga).
Para vivir en una sociedad realmente justa y democrática, necesitamos la información adecuada. Para ello, la libertad de prensa es fundamental. Tienen que existir las plataformas para que las voces críticas se propaguen, las injusticias sean denunciadas y conocidas. A este fin, resulta indispensable que personas valientes, escritores y poetas, escriban. Sin embargo, claro está, no basta con escribir. Primero, hay que publicar. Segundo, conviene presentar algo que lectores muy distintos quieran leer, textos que seduzcan. Incluso para describir el horror es necesario crear algo bello: la belleza y el infierno, como diría Saviano. Por suerte para el lector, Fuga de fantasmas, con sus poemas y artículos complementarios, cumple perfectamente este requisito. El poeta, siempre hábil al hablar de sentimientos, supo lograrlo en el campo político.
Como dice él mismo, «un escritor que no escribe es un ser que está completamente muerto». Visto lo anterior, yo le respondería: sigue escribiendo, poeta.
Luxemburgo, 31 de diciembre de 2011
Màxim Serranos Soler