«Sólo son bellos los libros inspirados por la locura y escritos por la razón».
André Gide
Sofismas y Decires
«Sólo son bellos los libros inspirados por la locura y escritos por la razón».
André Gide
“Si Dios no existiera habría que inventarlo”.
François Voltaire
«Does anybody know me?»
Andrés Lucas Jijena Sánchez
“Hay que preguntarse siempre: ¿qué sucedería si todo el mundo hiciera lo mismo?”
Jean-Paul Sartre
“Muchos artistas principalmente pertenecen a esta especie. Estos hombres tienen todos dentro de sí dos almas, dos naturalezas; en ellos existe lo divino y lo demoníaco, la sangre materna y la paterna, la capacidad de ventura y la capacidad de sufrimiento, tan hostiles y confusos lo uno junto y dentro de lo otro… Y estas personas, cuya existencia es muy agitada, viven a veces en sus raros momentos de felicidad algo tan fuerte y tan indeciblemente hermoso, la espuma de la dicha momentánea salta con frecuencia tan alta y deslumbrante por encima del mar del sufrimiento, que este breve relámpago de ventura alcanza y encanta radiante también a otras personas. Así se producen, como preciosa y fugitiva espuma de felicidad sobre el mar del sufrimiento, todas aquellas obras de arte, en las cuales un solo hombre atormentado se eleva por un momento tan alto sobre su propio destino, que su dicha luce como una estrella, y a todos aquellos que la ven, les parece algo eterno y como su propio sueño de felicidad. Todos estos hombres, llámense como se quieran sus hechos y sus obras, no tienen realmente, por lo general, una verdadera vida, es decir, su vida no es ninguna esencia, no tiene forma, no son héroes o artistas o pensadores a la manera como otros son jueces, médicos, zapateros o maestros, sino que su existencia es un movimiento y un flujo y reflujo eternos y penosos, está infeliz y dolorosamente desgarrada, es terrible y no tiene sentido, si no se está dispuesto a ver dicho sentido precisamente en aquellos escasos sucesos, hechos, ideas y obras que irradian por encima del caos de una vida así. Entre los hombres de esta especie ha surgido el pensamiento peligroso y horrible de que acaso toda la vida humana no sea sino un tremendo error, un aborto violento y desgraciado de la madre universal, un ensayo salvaje y horriblemente desafortunado de la naturaleza. Pero también entre ellos es donde ha surgido la otra idea de que el hombre acaso no sea sólo un animal medio razonable, sino un hijo de los dioses y destinado a la inmensidad”.
Herman Hesse
“Estamos en Atenas, en los albores del siglo V a. C., bajo una cultura pagana, un grupo de varones está reunido y debate en el ágora. De pronto, uno de esos individuos cae sacudido por violentas contracciones, tiene el rostro crispado, rechina los dientes y por sus labios entreabiertos emerge abundante saliva. Sus ojos se han puesto en blanco y una notable fuerza interior parece agitarlo hasta que lo transforma en un muñeco desarticulado. Los demás hombres lo rodean llenos de envidia. Es que quien se sacude está poseído por los dioses: fue elegido. Entonces alguien sale corriendo para buscar a un sacerdote del templo Apolo: es necesario que se interprete lo que los dioses comunican a través del sujeto estremecido. El sacerdote, por fin, traducirá el mensaje divino, con peculiar respeto por el elegido. Ahora instalamos la misma escena en Roma durante el siglo XIV. El que corre busca a un obispo porque estamos en tiempos cristianos. Éste, de seguro, dirá que se trata de posesión satánica y entregará al pobre sujeto al Santo Oficio (la Inquisición), que tras torturarlo con salvajismo para que confiese cómo y cuándo pactó con el Maligno, lo quemará vivo en una ignominiosa hoguera como liturgia de purificación. La misma experiencia, hoy en una gran ciudad de Occidente, bajo vientos más laicos. El buscado será un médico, que diagnosticará epilepsia, procurará internar al caído para hacer los estudios necesarios (electroencefalograma, quizás también tomografía computada de cerebro) y prescribirá medicamentos anticonvulsivos. En los tres casos nos hallamos frente al mismo fenómeno devenido en tres “objetos” diferentes, tres conceptos divergentes (posesión divina, posesión satánica, epilepsia), tres técnicas de abordaje diversas (la escucha interpretativa, la tortura y la quema, los estudios y la farmacología). Esto demuestra que cada saber, como emergente de una época y una cultura, traza los límites de su alcance y establece “objetos, conceptos, técnicas” que definen su horizonte”.
Jaime Plager
“Y van pasando los años y al fin la vida no puede ser sólo un tiempo que hay que recorrer a través del dolor y el placer; quién nos compuso el engaño que existir es apostar a no perder. Vivir es más que un derecho, es el deber de no claudicar, el mandato de reflexionar qué es nacer, qué es morir, qué es amar, el hombre por qué está hecho y qué eres tú libertad.
La idea no es mensurable, tampoco el verbo fundamental; es el alma principio o final, o armonía del bien frente al mal, qué es el amor insondable que empuja al cuerpo a ser incógnita inmortal.
El siglo está agonizando y el testamento que va a dejar es un orden que quiere ocultar el preciso compás del Azar; a qué seguir respirando si no estás tú, libertad… libertad”…
Luis Eduardo Aute
“He aprendido que simplemente porque alguien no me ama de la manera en que yo quisiera, no significa que no me ama a su manera”.
Anthony de Mello
“La tarea de un literato en un diario es penosa sobremanera. Primero, los recelos de los periodistas… El reporter se siente usurpado, y con razón. El literato puede hacer un reportaje: el reporter no puede tener eso que se llama sencillamente estilo”.
Rubén Darío
“Si todos nos conociéramos bien, nadie se odiaría”.
Joan Maragall
“Crucifícame… pero hazlo con los clavos de tus ojos, con los golpes de tu corazón”.
Luis Eduardo Aute
“Saliendo yo desnudo como salgo, no es menester otra señal para dar a entender que he gobernado como un ángel».
Miguel de Cervantes Saavedra
“El amor es la alegría, acompañada de la idea de una causa exterior”.
Baruch Spiniza
“Aprende a vivir como te enseña tan insigne maestra como es la muerte, que si la tienes presente, y miras en lo que has de parar, y lo que te has de llevar de este miserable mundo, sin duda ajustarás tu vida con la Ley santa de Dios”.
Angel Valdéz Jiménez
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