En plena guerra argentino-brasileña

“Cierto día, en plena guerra argentino-brasileña, dos héroes de la Armada Argentina decidieron batirse a duelo para lavar ofensas recíprocas. Eran Rosales y Espora.

Como estaban a bordo bajo las órdenes de William Brown, le pidieron a éste autorización para bajar a tierra. Además lo nombraron director de duelo. El almirante aceptó. «Ante todo, hay que postergar el encuentro», dijo Brown. «El enemigo está cerca y debemos salir en su busca. En cuanto a ustedes, les prometo que pronto se batirán.» 

A los pocos días, al estar frente a frente las escuadras argentinas y brasileñas, el almirante llamó a Espora y a Rosales a su puente de mando. «Llegó el momento del lance pendiente -les dijo-. No olviden que cuento con su promesa de cumplir escrupulosamente mis órdenes». Asintieron los marinos y el jefe naval prosiguió: «Dentro de un momento entraremos en combate. Nosotros estamos listos – apuntó con su dedo-. ¿Distinguen ustedes la insignia de la capitana brasileña?» Rosales y Espora volvieron a asentir. «Bien. Ustedes van a atacar esa nave por ambos costados. Aquel de ustedes que consiga hacer arriar su pabellón, será el vencedor del duelo. La sangre de unos bravos como ustedes sólo debe derramarse en aras de la patria. Andando, pues».

Armando Alonso Piñeiro

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