Finalizaré mi relato compartiendo la angustia del adiós. Como todo animal sabio, puedo sentir la proximidad de la muerte. Sucede que lo más terrible es que para mí todo termina. ¡Qué distinto hubiese sido haber conocido la historia de un Dios hecho perro que haya venido a la Tierra a darnos su vida y el mensaje de la resurrección! Pero no, nadie ha venido según tengo entendido. Si fuera hombre, ¡con qué ánimo distinto enfrentaría a la muerte, sabiendo que después de ella está la vida eterna y el paraíso! Pero claro, el hombre aquí no vive en ningún paraíso, rodeado de tantas injusticias sueña con el del más allá donde no las hay.
Lo distinguible entre los perros es que si tu amigo humano te quiere, y además es un poeta, el paraíso no está muy lejos ni después de la muerte, sino que se habrá vivido detrás de su puerta…
Fragmento de SECRETOS DE LA PERCEPCIÓN