“Diseminados por el campo se pueden observar ciertos animales salvajes, machos y hembras, oscuros, lívidos y quemados por el sol, atados a la tierra que cavan y dan vuelta con un empecinamiento invencible. Sin embargo, tienen algo semejante a una voz articulada y cuando se yerguen revelan un rostro humano, De hecho, son seres humanos… gracias a ellos los otros seres humanos no necesitan sembrar, cultivar y cosechar para vivir. Es por ello que no debería faltarles el pan que sembraron”.
Jean de La Bruyère