“Cuando me encontraba solo, sentía surgir, a veces, desde las profundidades de mi interioridad impresiones que me proporcionaban un delicioso sentimiento de felicidad. Pero tan pronto como estaba con otra persona, tan pronto como empezaba a hablar con un amigo, mi espíritu experimentaba un giro, y dirigía mis pensamientos al interlocutor y no a mí mismo, con lo cual, y al tomar esta dirección, dejaban ya de causarme felicidad”.

Marcel Proust

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s