«Haciendo memoria creo que esa fue una de las causas por las cuales di por terminada la carrera que cursaba en ese momento. Allí no había chicas sensibles sino calculadoras. Demoré no más de una semana en anotarme en un taller de teatro. No me convencieron las actividades a desarrollar sino la feminidad exquisita de la profesora. No estaba seguro de cuánto podía aprender sobre el escenario pero de lo que estaba seguro era de lo mucho que yo le enseñaría si la tuviera sobre el mío, en mi lecho de vino y caricias». 

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