Tuve muchos juguetes de niño, y no es por eso que siempre digo que mi infancia fue feliz. Pero tuve una vuelta al mundo que tras hacerle girar un mecanismo comenzaba a moverse suavemente guiada por una melodía tiernamente infantil.
Creo que jamás podría olvidarme de esa canción para dormir de mis primeros años. Porque le pedía a mis padres, y algún hermano habrá tenido que aceptar mi demanda, que hicieran funcionar la vuelta al mundo para mí.
Hace muy poco, mientras las pertenencias de mi casa eran subastadas para huir ilesos de la Demagogia Dictatorial, he vuelto a ver aquella vuelta al mundo, después de muchísimos años, en las manos de un niño aceptando el regalo de mi madre.
Creo que en mis vueltas por el mundo he escuchado en los rincones de mi memoria aquella melodía acariciándome los pies en mi andar y haciéndome dormir en las noches de soledad.
Aquel niño anónimo tendrá su vuelta al mundo, y ojalá, cuando se la regale a otro niño cuando él ya no lo sea más, permanezca en su memoria el mismo dulce recuerdo de sus padres como sucedió conmigo.
Medugorje 2013