La poesía es lágrima, consuelo, exaltación y alegría. Con ella pueden expresarse los sentimientos más profundos del alma, exteriorizándolos como quien pretende redimirse de un dolor insoportable para poder observarlo abstraído del mismo. El significado oculto de cada composición se encuentra una vez escrita en el papel. De esa forma nos habla nuestro inconsciente, dialogando con nosotros mismos para llegar a conocernos en profundidad. Hallamos así las respuestas más violentas a las verdaderas ansias que acosan al espíritu. Entonces la poesía nos permite indagarnos, y sin disfraz ni refugio, darnos a conocer con lo esencialmente nuestro.
Cuando la poesía habla, no miente. Puede sí mentir el poeta tergiversando lo que en realidad ha querido decir, por temor a encontrar desnuda el alma desprotegida entremezclándose con la superficialidad. Ella no es palabra en el viento sino grito de un corazón hacia otro corazón. Entonces un verdadero poeta tiene que poseer la belleza de verse reflejada, cada una de las imágenes y sentimientos que declama, en la mirada de él…
Fragmento de Reino de Albanta