Ay hace días que no sé nada de tu vida
y -claro- he empezado a preocuparme;
tal vez, oh Dios, te haya pasado algo
o peor, hayas decido abandonarme.
Creía yo que esto jamás nunca existiría,
sin siquiera la posibilidad en la que, que no,
esta separación de tristeza hoy ocurriría
y que necesitarte tanto tanto, tanto dolería.
Pero decido sentir que volverás, sí y sí, hasta mí
en el mismo impulso donde vaya yo a tu encuentro,
porque atentarías con tu misión al dejar de hacerlo:
si me dejas, poesía, los dos sabemos que me muero.
Split
Libro Escenarios aledaños